Más allá de los ø100 millones de colones anuales que el gobierno de Costa Rica tendría que gastar en el centro de instrucción que el FBI instalaría en nuestro país, otras cosas más han de ser conocidas por la opinión pública nacional. No se trata de una "academia" en el sentido de "sociedad científica, literaria o artística", sino de un lugar donde, según los lineamientos del FBI, se entrenará a oficiales latinoamericanos en labores relacionadas con la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, "para minimizar el impacto de las actividades criminales internacionales sobre los Estados Unidos", dice el director del FBI, señor Louis Freeh. Esta "Academia del Sur", se sumaría a las que funcionan en Bostwana, Hungría y Tailandia, formando así una especie de escudo virtual, a distancia, compuesto por los cientos o miles de oficiales "capacitados" para colaborar con los pares estadounidenses. Menor importancia estratégica parece dársele a la que funciona en Nuevo México, pues el idioma inglés supuestamente constituye una barrera infranqueable para los policías y agentes del OIJ, Seguridad Pública y congéneres latinos.
Al tiempo que el congresista Lee Hamilton se ha referido a los programas de asistencia y entrenamiento que el gobierno estadounidense dirige a policías extranjeros, como "un monstruo de muchas cabezas", otros dirigentes norteamericanos se preguntan el porqué se esconde operaciones "contrainsurgentes" bajo el velo de la lucha contra el narcotráfico, como sucede en Colombia. También se critica el hecho de que unidades de policía de Perú, México, Colombia y otros países, entrenadas por EE.UU., hayan sido implicadas en actos de corrupción e irrespeto sobre los derechos humanos, gracias a los cientos de millones de dólares así invertidos. Como se ve no se trata sólo de una discusión limitada al mundillo doméstico costarricense.
En fin, la verdad sobre la ILEA empieza por aclarar que detrás de ese centro de capacitación se encuentra un organismo que como el FBI, ha sido, a través de los años, fuente de corrupción e intolerancia.
Ese es mi e mail. Soy columnista del diario Página/12 de Buenos Aires. En tele conduzco "Sostiene Granovsky", domingos a las 23.30 en CN23. Director del Núcleo de Estudios del Brasil de la UMET. Coordinador de www.clacso.tv. Porteño, hincha de Racing, licenciado en Historia, judío amateur, profesor en la UBA y en la Cancillería. Periodista. Un curioso sistemático que cuenta historias a los demás. Aprendí el oficio de mis compañeros, de mi viejo y de un maestro: Jacobo Timerman. En 1985 Jacobo me dijo que cubriera el Juicio a las Juntas para La Razón. Por las crónicas del Juicio, en 1986 nos dieron el Premio Rey de España a Sergio Ciancaglini y a mí. Volví a ganarlo en 1988 con “Bananas”, la cobertura de la rebelión de Aldo Rico en Monte Caseros para Página/12. Estuve 18 años en Página, de redactor a subdirector, de 1987 a 2005. Fui presidente de la agencia nacional de noticias Télam desde 2005 a 2009. Es muy interesante trabajar en el Estado. Cuando hay voluntad política, se puede hacer mucho. Con las distintas experiencias encima, en febrero de 2010 volví a Página/12 como todoterreno. Lo que más me gusta.
La verdad sobre la ILEA
ResponderEliminarFreddy Pacheco
Costa Rica
14.7.2003
Más allá de los ø100 millones de colones anuales que el gobierno de Costa Rica tendría que gastar en el centro de instrucción que el FBI instalaría en nuestro país, otras cosas más han de ser conocidas por la opinión pública nacional. No se trata de una "academia" en el sentido de "sociedad científica, literaria o artística", sino de un lugar donde, según los lineamientos del FBI, se entrenará a oficiales latinoamericanos en labores relacionadas con la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, "para minimizar el impacto de las actividades criminales internacionales sobre los Estados Unidos", dice el director del FBI, señor Louis Freeh. Esta "Academia del Sur", se sumaría a las que funcionan en Bostwana, Hungría y Tailandia, formando así una especie de escudo virtual, a distancia, compuesto por los cientos o miles de oficiales "capacitados" para colaborar con los pares estadounidenses. Menor importancia estratégica parece dársele a la que funciona en Nuevo México, pues el idioma inglés supuestamente constituye una barrera infranqueable para los policías y agentes del OIJ, Seguridad Pública y congéneres latinos.
Al tiempo que el congresista Lee Hamilton se ha referido a los programas de asistencia y entrenamiento que el gobierno estadounidense dirige a policías extranjeros, como "un monstruo de muchas cabezas", otros dirigentes norteamericanos se preguntan el porqué se esconde operaciones "contrainsurgentes" bajo el velo de la lucha contra el narcotráfico, como sucede en Colombia. También se critica el hecho de que unidades de policía de Perú, México, Colombia y otros países, entrenadas por EE.UU., hayan sido implicadas en actos de corrupción e irrespeto sobre los derechos humanos, gracias a los cientos de millones de dólares así invertidos. Como se ve no se trata sólo de una discusión limitada al mundillo doméstico costarricense.
En fin, la verdad sobre la ILEA empieza por aclarar que detrás de ese centro de capacitación se encuentra un organismo que como el FBI, ha sido, a través de los años, fuente de corrupción e intolerancia.