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viernes, 4 de junio de 2010

Cristina, Pepe y la tercera posición


Por Martín Granovsky  
  
  Primera posición: Cristina Fernández de Kirchner y José “Pepe” Mujica (de aquí en adelante Cristina y Pepe) protagonizaron un diálogo de sordos. El presidente uruguayo pidió el levantamiento del corte en Gualeguaychú y la jefa del Poder Ejecutivo argentino esquivó el reclamo al tirarle la responsabilidad a otro poder, el Judicial.
Segunda posición: Cristina y Pepe dieron por terminada la cuestión del corte del puente y eligieron discutir otros temas, desde el dragado del Río de la Plata al comercio entre los dos países.
    
http://espectador.com/documentos /declaracion_anchorena.pdf Ese documento y los datos que siguen abonan la tercera posición:
   ¿Cuál es la lectura más correcta, la primera o la segunda? Quizá ninguna. Aquí se propone otra variante más. Es la tercera posición y diría así: Cristina y Pepe se pronunciaron juntos y en público contra el corte del puente y, también juntos, acordaron darse tiempo para construir un sistema de monitoreo ecológico del río Uruguay que incluye el intríngulis del corte y al mismo tiempo lo excede largamente. El documento completo firmado por los presidentes está en
- Cristina criticó el corte y profundizó el giro sobre sus propios pasos, ya iniciado por el Gobierno, al quitarle al corte su carácter de causa nacional. Lo viene haciendo desde el fallo de la Corte Internacional de La Haya.
- Pepe criticó el corte y dio tiempo. Dijo que es un tema que deben resolver juntos el pueblo y el gobierno de la Argentina.
- Cristina dijo que el Gobierno no reprimirá. Afirmar eso y, a la vez, poner el acento en que la Justicia resuelva y condene, también es comprar tiempo. Es decir, apostar a la política.
- Pepe no pidió represión.
- Apostar a la política supone jugar al desgaste de la franja más dura de la asamblea de Gualeguaychú y a su aislamiento del resto, de Entre Ríos y del país.
- Poner fichas en el desgaste se combina con otro razonamiento. El que sostiene que crear un conflicto abierto con los asambleístas volvería a ubicarlos en un alto nivel de visibilidad y consenso social. La popularidad se daría si se convirtieran en una minoría atacada y el resto de los argentinos los apoyara de acuerdo con la idea de que la Argentina es un territorio humillado y herido por mutilaciones seculares. La grandeza perdida es un dato falso. Pero el llanto patriotero cada tanto aflora y existe. La Lógica y la Historia dirían que es una falacia. La política, que también de falacias se nutre la realidad de las percepciones.
- Además de proponer “un plan de vigilancia para la planta de Botnia-UPM”, el documento de los presidentes contempla “un plan de control y prevención de la contaminación del río Uruguay en el tramo compartido” por Uruguay y la Argentina. Colocar a plena marcha la cooperación en el río Uruguay que surgió del fallo de La Haya es un camino de ida y vuelta para cada país. Uruguay tiene derecho a pedir coordinación de supervisión ecológica en cualquier tramo del río. Y la Argentina no está tan limpita como las cocinas de la tele cuando ya pasó Mister Músculo. La Argentina puede reclamar el cumplimiento estricto del tratado del río Uruguay. Entonces, los vecinos no podrán construir ni un pequeño puerto sin consultar antes, porque “prevenir y controlar la contaminación” es un concepto amplio que abarca cualquier decisión del hombre sobre la Naturaleza.
- La planta que regasificará en Uruguay el combustible boliviano será discutida en solo un mes más. La historia reciente de Sudamérica muestra que la energía divide si el tema queda solo en la provisión pero, como pasó con la Argentina y Bolivia, refuerza la integración cuando queda vinculada a proyectos industriales. El presente energético es un problema. El futuro ata. Un país puede ser irresponsable y no aceptar la atadura que el propio país firmó, pero pagará costos. Y ni el mundo en crisis ni la región con elecciones a la vista aconsejan pagar costos evitables. Pepe dijo ayer que el tema es “decisivo” y que Uruguay prefiere el gas al carbón. Pero que definirá el futuro cuando la Argentina firme.
- El compromiso mutuo de profundizar el canal Martín García y buscar financiamiento para la obra favorece a Uruguay. Los puertos argentinos operan por el canal Emilio Mitre. Los uruguayos, por el Martín García. El tema estaba congelado y dos años atrás el entonces presidente Tabaré Vázquez criticó a la Argentina por la falta de compromiso con el dragado conjunto. Para Pepe, que ya está contento con la reivindicación de José Artigas en el Bicentenario argentino, el tema de los puertos, empezando por el de Montevideo, es algo más que una cuestión de investidura: si se sienta frente a una tira de asado y habla sin vueltas se le encienden los ojitos y parece un federal del siglo XIX combatiendo al unitarismo porteño.
La tercera posición también debería tener en cuenta que azuzar conflictos, externos o internos, no es negocio ni para el Frente Amplio ni para el kirchnerismo y sus aliados. Ayer, por lo menos, la postura fue homogénea. Curiosamente, ni siquiera estaban en el Río de la Plata los dos ex presidentes. Néstor Kirchner se reunía río arriba con Fernando Lugo. Tabaré participó en Barcelona de una conferencia internacional. “La gripe A se llevó ocho mil vidas en el mundo, pero el tabaco mata a 4500 uruguayos por año”, dijo, cuidadoso de no meterse en el trabajo de Mujica.
Cristina y Pepe tomaron un compromiso tan difícil como dejar el pucho. Difícil pero no imposible.


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